La calma es un libro aguardando en la mesa,
dos velas siamesas alumbrando el lugar,
es el silencio acaparandolo todo,
son estos ojos que miran de otra forma,
estas manos que no piensan en mañana
ni en ningun otro futuro.
La calma es esta intranquilidad de estar tranquilo
son las agujas del reloj quien sabe en que lugar.
Es este sueño que no llega,
este cansancio que se esparce,
aquella gotera en el rincon de la habitacion.
La calma es estar nuevamente intentando
es pensar que a pesar de todo todavia hay algo por decir.
La calma es sentir con este ser,
que mira desde adentro,
como si esperara por algo que aun no ocurrio.
La calma es esta brisa helada
y el susurro del viento paseando por entre las calles
aun paso, nada mas, de la tormenta.
miércoles, 28 de octubre de 2009
Status Quo
Esperando que el tiempo aclare
y que las dudas se desnublen.
Tratando de encajar,
a la fuerza,
los latidos en la dialectica.
Quizas esperando, mas que nada,
sin saber que hacer,
y con miedo a admitirlo,
a que pase algo que nos salve
o que de una vez no pase.
y que las dudas se desnublen.
Tratando de encajar,
a la fuerza,
los latidos en la dialectica.
Quizas esperando, mas que nada,
sin saber que hacer,
y con miedo a admitirlo,
a que pase algo que nos salve
o que de una vez no pase.
lunes, 19 de octubre de 2009
Lunes...
Hoy es un lunes redondo de ciclos
Bien peinado
Sin faltas de ortografia
Un nuevo dia de levantarse y verse la cara en el espejo
Y no encontrarse.
Y asi salir al mundo tapizado de lunes, con ojeras
Y cruzarse la gente colmada de lunes, cabizbaja.
Y pensar de que hay que tratar de no pensar en nada.
Solo subirse a la rutina de los “buenos dias”
Y sonreir de medio pelo,
Y darse animo.
Uno mismo, a uno mismo.
Y sin mas reconfortarse cuando el dia este a punto de quedar en el archivo
de ese cementerio que llamamos almanaque
con la unica reflexion que vale en este dia que no vale nada
que es que en ese preciso instante
a punto de morir la ultima hora
es cuando nos encontramos mas lejanos al proximo lunes.
Bien peinado
Sin faltas de ortografia
Un nuevo dia de levantarse y verse la cara en el espejo
Y no encontrarse.
Y asi salir al mundo tapizado de lunes, con ojeras
Y cruzarse la gente colmada de lunes, cabizbaja.
Y pensar de que hay que tratar de no pensar en nada.
Solo subirse a la rutina de los “buenos dias”
Y sonreir de medio pelo,
Y darse animo.
Uno mismo, a uno mismo.
Y sin mas reconfortarse cuando el dia este a punto de quedar en el archivo
de ese cementerio que llamamos almanaque
con la unica reflexion que vale en este dia que no vale nada
que es que en ese preciso instante
a punto de morir la ultima hora
es cuando nos encontramos mas lejanos al proximo lunes.
miércoles, 14 de octubre de 2009
El desafio...
El desafío había quedado olvidado. Mezclado entre papeles viejos con el montón de cosas que la vida va apilando en ese rincón de mi improvisado “hogar, dulce hogar”, que ni es hogar, ni tampoco es dulce, ni tampoco, pese a la insistencia, vuelve a ser hogar. había quedado relegado tras un montón de responsabilidades a las q me se incapaz de responder (si no era una de ellas). Se me había caído por entre las grietas de la memoria hacia el fondo del olvido. Cabe aclarar, que soy asiduo a olvidarme demasiadas cosas, o quizás, me corrijo, soy asiduo a recordar tan solo algunas pocas. Aun así, se que esto no será un pretexto valido para excusar la demora de la respuesta a nuestra ninguna pregunta. Vos me conoces, todo ese casi nada que me conoces, y creo que veías venir mi no llegada. Teniendo en cuenta que soy algo así como esa cosa que llega para irse en el medio de tu vida, la de verdad y la virtual, no es sorpresa que me haya hecho esperar de esta manera para decir tan poco y desaparecer. Pero no creas que esto de decir poco es premeditado, solo que las palabras se rehúsan a coquetear conmigo, desde hace un buen tiempo ya. Debe ser que se me atrofio la inspiración, o el cerebro, o las ideas, los dedos, las biromes, o con lo que sea que escribía cuando escribía, nada excepcional, pero escribía. Quien sabe porque en mi se hizo verdad aquella maldición árabe que reza: “ojala te enamores”; y me dejo parado en medio de la nada, entendiendo poco y al borde del estupro (quizás para mi es mas fácil usarlo porque hablo en primera persona. Pero podrías haberte esforzado un poco mas de todas maneras). Todo esto es para contar que me pasan las cosas q te pasan, y que por ahí tus palabras son las mías, o lo que yo pienso sale de tu boca, o lo que vos escribís es lo que por ahí uno andaba queriendo decir. Es común que con tanta gente que hay por el mundo, algunas sientan de la misma manera. No hay nada de conexión especial, ni ninguna fuerza sobrenatural que nos ligue de alguna forma, solo la mas pura y llana coincidencia. Aunque hoy en día, por como fueron las cosas, podríamos agregarle algún par de adjetivos mas personales como “afortunada”, o “benéfica”, o “linda”, o “buena”, o no se como acertar en el blanco, la sequía creativa de la que hablas esta haciendo mella en los literatos amateur (debería llover mas).
No se por que justo hoy ( a decir verdad, ni siquiera se por que) me acorde del desafío. Y bueno, acá (no) me ves, tratando de escribir algo decente, que por lo menos alcance para justificar estos cinco minutos de tu vida, de los cuales me apropio sin ningún consentimiento, harto como estoy de pedirle permisos al mundo. Acá, donde ya es tarde, es noche, es silencio. Y hablo de ese silencio que también es el sonido del reloj marcando los segundos y los ruidos de la noche, del afuera. Es la taza verde, inmóvil, a un paso de mi mano, mirándome vacía. Son los libros apilados como si estuvieran tratando de convidarse calor unos con otros a falta de manos curiosas acariciándoles las paginas. Es el tiempo que pareciera correr diferente en la habitación llena de nada, como si se estuviera eternizando un solo instante. Es todo eso Maga, y yo, sobretodo eso yo, que mientras escribo estoy pensando que hace mucho que no hablamos.
No se por que justo hoy ( a decir verdad, ni siquiera se por que) me acorde del desafío. Y bueno, acá (no) me ves, tratando de escribir algo decente, que por lo menos alcance para justificar estos cinco minutos de tu vida, de los cuales me apropio sin ningún consentimiento, harto como estoy de pedirle permisos al mundo. Acá, donde ya es tarde, es noche, es silencio. Y hablo de ese silencio que también es el sonido del reloj marcando los segundos y los ruidos de la noche, del afuera. Es la taza verde, inmóvil, a un paso de mi mano, mirándome vacía. Son los libros apilados como si estuvieran tratando de convidarse calor unos con otros a falta de manos curiosas acariciándoles las paginas. Es el tiempo que pareciera correr diferente en la habitación llena de nada, como si se estuviera eternizando un solo instante. Es todo eso Maga, y yo, sobretodo eso yo, que mientras escribo estoy pensando que hace mucho que no hablamos.
viernes, 9 de octubre de 2009
Despedida...
Se miraban desconcertados, buscando entre las palabras que nunca supieron decirse. Llamando en la memoria a cada gesto, cada rostro, cada detalle oportuno, cada te quiero, cada te extraño, revolviendo entre la pila de recuerdos intentando hallar algun saldo con sonrisas de tanto tiempo juntos sin estar unidos. Y se les moria la esperanza entre las manos luchando por no caer en el abismo de saberse nada mas que dos personas como cualquier otras, esta vez sin motivos, sin pretextos. Tristes, sin excusas.
Y hasta aca habia llegado todo. Hasta la mesa de aquel café, hasta aquellas manos nerviosas destrozando la servilleta de papel, hasta los ojos humedos, hasta este no saber que decir, por no poder decir nada.
Quizas halla, hace tiempo y hace lejos, nunca hubiesen imaginado este momento. Alla cuando todo era eterno, y cada uno se llenaba del otro y las horas eran tan cortas y el deseo les quemaba la piel. Y el amor, el amor era esa cosa inexplicable. Lo mismo que hoy, esta cosa inexplicable.
Que sensación espantosa es esa de sentir que simplemente las cosas terminan. Y a pesar de querer y no, ya ni ellos mismos podian salvarse de perderse.
La taza de café que ella llevaba por undécima vez hacia su boca, a pesar de que estaba vacia, no les deparararia tras su borra mas futuro que el de olvidarse, y eso dolia. El ni habia tocado la suya que ya no humeaba, sabiendo que por la garganta no iba a poder bajarle nada, con tanto grito que callaba amontonado bajo la nuez de Adan, y eso tambien dolia.
A punto estaba de sacar el vigesimocuarto cigarrillo del dia, pero se acordo a tiempo, no iba a fumar delante de el, era una cortesía de su parte, quizas la ultima.
Luego del largo silencio, de las miradas que se esquivaban y volvían a buscarse para esquivarse otra vez, como si los dominara el miedo de verse desnudos y pidiéndose, el le ofrecio acompañarla hasta su casa. Ella no pudo decir que no, sabia que se estaban entregando al ritual de una despedida que esta vez si los separaba.
Llegaron al umbral luego de cuadras de intentar decirse algo para desmoronar la ansiedad que les causaba estar caminando por la calle sin tomarse de las manos, o estar uno colgado del brazo del otro.
- No voy a volver a verte?- pregunto con el terror en los labios de suponer la respuesta.
- No te puedo decir, porque ninguno de los dos puede saber lo que va a pasar mañana.
- Yo solo quiero saber si estas vos.
- Yo estoy. Siempre voy a estar.- le contesto dulcemente.
- Si estas vos conmigo...
Mientras habria la puerta lentamente las palabras le golpeaban el estomago, el pecho, los tobillos, le zumbaban en la cabeza, le oprimian el corazon, pero se aguanto las ganas de llorar.
- Vas a estar? – se inmolo el. Para liberarse de ella y liberarla, para ponerle un punto sin suspensos a esto que no sabian que era, pero que era infame.
Hubo un silencio, y ella le contesto con la mirada.
Y hasta aca habia llegado todo. Hasta la mesa de aquel café, hasta aquellas manos nerviosas destrozando la servilleta de papel, hasta los ojos humedos, hasta este no saber que decir, por no poder decir nada.
Quizas halla, hace tiempo y hace lejos, nunca hubiesen imaginado este momento. Alla cuando todo era eterno, y cada uno se llenaba del otro y las horas eran tan cortas y el deseo les quemaba la piel. Y el amor, el amor era esa cosa inexplicable. Lo mismo que hoy, esta cosa inexplicable.
Que sensación espantosa es esa de sentir que simplemente las cosas terminan. Y a pesar de querer y no, ya ni ellos mismos podian salvarse de perderse.
La taza de café que ella llevaba por undécima vez hacia su boca, a pesar de que estaba vacia, no les deparararia tras su borra mas futuro que el de olvidarse, y eso dolia. El ni habia tocado la suya que ya no humeaba, sabiendo que por la garganta no iba a poder bajarle nada, con tanto grito que callaba amontonado bajo la nuez de Adan, y eso tambien dolia.
A punto estaba de sacar el vigesimocuarto cigarrillo del dia, pero se acordo a tiempo, no iba a fumar delante de el, era una cortesía de su parte, quizas la ultima.
Luego del largo silencio, de las miradas que se esquivaban y volvían a buscarse para esquivarse otra vez, como si los dominara el miedo de verse desnudos y pidiéndose, el le ofrecio acompañarla hasta su casa. Ella no pudo decir que no, sabia que se estaban entregando al ritual de una despedida que esta vez si los separaba.
Llegaron al umbral luego de cuadras de intentar decirse algo para desmoronar la ansiedad que les causaba estar caminando por la calle sin tomarse de las manos, o estar uno colgado del brazo del otro.
- No voy a volver a verte?- pregunto con el terror en los labios de suponer la respuesta.
- No te puedo decir, porque ninguno de los dos puede saber lo que va a pasar mañana.
- Yo solo quiero saber si estas vos.
- Yo estoy. Siempre voy a estar.- le contesto dulcemente.
- Si estas vos conmigo...
Mientras habria la puerta lentamente las palabras le golpeaban el estomago, el pecho, los tobillos, le zumbaban en la cabeza, le oprimian el corazon, pero se aguanto las ganas de llorar.
- Vas a estar? – se inmolo el. Para liberarse de ella y liberarla, para ponerle un punto sin suspensos a esto que no sabian que era, pero que era infame.
Hubo un silencio, y ella le contesto con la mirada.