miércoles, 14 de octubre de 2009

El desafio...

El desafío había quedado olvidado. Mezclado entre papeles viejos con el montón de cosas que la vida va apilando en ese rincón de mi improvisado “hogar, dulce hogar”, que ni es hogar, ni tampoco es dulce, ni tampoco, pese a la insistencia, vuelve a ser hogar. había quedado relegado tras un montón de responsabilidades a las q me se incapaz de responder (si no era una de ellas). Se me había caído por entre las grietas de la memoria hacia el fondo del olvido. Cabe aclarar, que soy asiduo a olvidarme demasiadas cosas, o quizás, me corrijo, soy asiduo a recordar tan solo algunas pocas. Aun así, se que esto no será un pretexto valido para excusar la demora de la respuesta a nuestra ninguna pregunta. Vos me conoces, todo ese casi nada que me conoces, y creo que veías venir mi no llegada. Teniendo en cuenta que soy algo así como esa cosa que llega para irse en el medio de tu vida, la de verdad y la virtual, no es sorpresa que me haya hecho esperar de esta manera para decir tan poco y desaparecer. Pero no creas que esto de decir poco es premeditado, solo que las palabras se rehúsan a coquetear conmigo, desde hace un buen tiempo ya. Debe ser que se me atrofio la inspiración, o el cerebro, o las ideas, los dedos, las biromes, o con lo que sea que escribía cuando escribía, nada excepcional, pero escribía. Quien sabe porque en mi se hizo verdad aquella maldición árabe que reza: “ojala te enamores”; y me dejo parado en medio de la nada, entendiendo poco y al borde del estupro (quizás para mi es mas fácil usarlo porque hablo en primera persona. Pero podrías haberte esforzado un poco mas de todas maneras). Todo esto es para contar que me pasan las cosas q te pasan, y que por ahí tus palabras son las mías, o lo que yo pienso sale de tu boca, o lo que vos escribís es lo que por ahí uno andaba queriendo decir. Es común que con tanta gente que hay por el mundo, algunas sientan de la misma manera. No hay nada de conexión especial, ni ninguna fuerza sobrenatural que nos ligue de alguna forma, solo la mas pura y llana coincidencia. Aunque hoy en día, por como fueron las cosas, podríamos agregarle algún par de adjetivos mas personales como “afortunada”, o “benéfica”, o “linda”, o “buena”, o no se como acertar en el blanco, la sequía creativa de la que hablas esta haciendo mella en los literatos amateur (debería llover mas).
No se por que justo hoy ( a decir verdad, ni siquiera se por que) me acorde del desafío. Y bueno, acá (no) me ves, tratando de escribir algo decente, que por lo menos alcance para justificar estos cinco minutos de tu vida, de los cuales me apropio sin ningún consentimiento, harto como estoy de pedirle permisos al mundo. Acá, donde ya es tarde, es noche, es silencio. Y hablo de ese silencio que también es el sonido del reloj marcando los segundos y los ruidos de la noche, del afuera. Es la taza verde, inmóvil, a un paso de mi mano, mirándome vacía. Son los libros apilados como si estuvieran tratando de convidarse calor unos con otros a falta de manos curiosas acariciándoles las paginas. Es el tiempo que pareciera correr diferente en la habitación llena de nada, como si se estuviera eternizando un solo instante. Es todo eso Maga, y yo, sobretodo eso yo, que mientras escribo estoy pensando que hace mucho que no hablamos.

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