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A Lucia.

Una gota de lluvia
Es una chispa que niega su realidad de fuego.
Y lleva consigo, en el interior de su ser,
El anhelo inquietante de convertirse en mar.
Desnuda se ofrece a la mirada
Y su fragilidad encandila mi entendimiento.
En su efímera decadencia
En ese letargo que la envuelve hasta su ocaso
Deambula surcando la inmensidad del cielo
Junto a millones de otras pares.
Solo las envuelve la frialdad del aire
Y su destino irremediable de autodestrucción.
Son una constante de lagrimas
Que en su metamorfosis hacia la nada
Se derrumban y se inventan
Contra todo lo que se les oponga.
De a millones,
Cruzan verticalmente por mi mirada.
Y me llueven,
Y me llenan,
Y me desbordan...
Yo, desde aquí,
Tras un ventanal de cristales diminutos,
Bajo un techo, en mi refugio,
Las veo deshacerse
Como camicaces de causas ignoradas.
Sin comprender siquiera,
Porque esta mañana,
El cielo gris floreció en lluvia.

A quien sino. Lucecita, este ya es mas tuyo que mio.