miércoles, 21 de diciembre de 2011

La vida debe ser otra cosa..


Dos pasos después del umbral
la despedida comienza a tornarse amarga
Uno encuentra en la calle
la brisa caliente de la ciudad que agoniza
ante el sol de las dos de la tarde
mientras camina piensa
o piensa mientras camina
"La vida debe ser otra cosa"
Asume su rol de transeúnte anónimo
y repite de memoria las veredas de todos los días
la despedida comienza a disiparse
y la amargura ya es un resabio
y luego nada
Allí uno con sus convicciones firmes
y sus astenicos ideales
comienza a ser triste
Triste con esa tristeza universal
acostumbrada
no triste de desasosiegos
desengaños
o desesperanzas
Triste de tristeza trivial
la compartida
por no poder hilvanarle una sonrisa
a la vida pueril
sin ornamento ni efectos especiales
A esta altura debe faltar mitad de camino
y es allí donde uno imagina que sueña
y en el sueño
deshace el camino y sonríe
y encuentra que va dando pasos
sobre veredas desconocidas
y sin saber por que siquiera
es feliz
Y no carga con obligaciones
ni responde a nadie que no sea a si mismo
y llega al umbral
da unos golpes sutiles a la puerta
y antes de darse cuenta esta abrazando
"Volví" - le dice al oído
Hasta que un bus
con sus crujidos de remaches flojos
y estridencias de deteriorados mecanismos
le cruza el paso y el ensueño
la gente observa desde arriba
con los ojos viejos y cansados
mirando nada
tal vez pensando
que la vida debe ser otra cosa

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